UTOPIA
En 2020 se estimaba que unos 55 millones de personas vapeaban de forma regular. Pocos imaginaban que lo que empezó como un sustituto del tabaco y la nicotina terminaría convirtiéndose en el principal canal para la droga más peligrosa que ha visto la humanidad.
Utopia, el e-liquid que prometía tener efectos relajantes y ayudar a combatir la adicción a la nicotina, empezó a ser comercializado a nivel internacional y, efectivamente, la adicción a la nicotina bajó y el número de personas adictas al tabaco cayó a un mínimo histórico.
Las campañas de publicidad de apoyo al nuevo e-liquid se multiplicaron en una sociedad con unas altas cifras de población ya adicta al vapeo. Junto con la promesa de librarse de la nicotina, estas campañas lograron persuadir a una cantidad mucho mayor de la población desesperada por dejar el tabaco.
Los efectos por inhalación de Utopia son casi inexistentes, y el porcentaje de población que desarrolló la adicción tardó meses en empezar a sentir el mono por primera vez y de manera muy sutil.
Las primeras voces de alarma se alzaron a los 4 años de ser comercializada, pero para entonces ya era demasiado tarde. Los Gobiernos apoyaban plena y públicamente el consumo de Utopia y los primeros estudios que alertaban sobre la adicción fueron silenciados para defender la creciente economía que enriquecía al sector.
En 2021, los adictos a Utopia ya no conseguían saciar el mono simplemente vapeando, así que empezaron a extenderse otras formas de consumo como la ingesta del líquido y por vía intravenosa. Estas nuevas prácticas trajeron consigo un nuevo efecto secundario: las alucinaciones. Utopia, que todavía era de fácil obtención, empezó a consumirse como droga recreativa, extendiéndose así por todos los sectores de la población.
En 2025 empezaron a ver la luz los estudios poblacionales que hablaban de un porcentaje de personas adictas que no conseguían superar el mono. Las clínicas de desintoxicación, los tratamientos milagrosos, y de escaso resultado, y los estudios científicos empezaron a multiplicarse casi tan rápido como el uso de la droga mismo.
Para 2030 la mayoría de países ya habían implantado nuevas leyes de restricción o ilegalización de la nueva droga que ya estaba teniendo efectos devastadores en la población mundial. Un documental de la época llamado “U-Slaves” que trataba sobre ese sector de la población que se volvía adicta de manera permanente y sobre todos los tratamientos que no funcionaban, acabaría dándole nombre a esos adictos crónicos a la Utopia.
Pese a las campañas de sensibilización, las continuas restricciones y finalmente la ilegalización a nivel mundial, Utopia seguía siendo demandada, producida y consumida en masa. Los U-Slaves se multiplicaban y las demandas a los Gobiernos por su inacción cada vez eran más recurrentes.
Finalmente, el 12 de mayo de 2035 se firmó un tratado internacional en La Haya para regular la nueva pandemia global que dejaba millones de personas incapacitadas y con dependencia de por vida.
El tratado internacional sobre la producción, consumo y distribución de la Utopia fue firmado por todos los países. Gracias a él se creó un fondo monetario internacional para la iniciativa de los Paraísos™, al que todos los países aportaban los que podían, ya fuera dinero, territorio o medios de producción para la creación controlada de la droga y su uso restringido a los Paraísos™.
CRONOLOGÍA
2015. Nacimiento de Utopia.
2019. Primeros estudios silenciados y apoyo de los Gobiernos
2021. Nuevas formas de consumo: ingesta y en vena.
2025. Los estudios ven la luz y proliferan las campañas de concienciación.
2030. Ilegalización a nivel global.
2035. Tratado Internacional de la Regulación de Utopia y creación de los Paraísos™.
2040. Presente